Fangio: Los muertos que vos matáis…
Federico Kirbus - 22/07/2010Se atribuye la frase al español Juan Zorrilla, año de 1844, pero nada es seguro en este mundo.
Como por ejemplo tampoco los obituarios de personalidades como Juan Manuel Fangio. Cuando uno de los matutinos porteños líderes publicó la necrológica del Chueco al día siguiente de su fallecimiento con un comentario a ocho columnas, ilustró la nota con una foto mostrando una escena de la vida del balcarceño.
Pero, ¡Oh!, un simple vistazo permitía percatarse que el piloto conduciendo el Mercedes-Benz W 196 no era nuestro hombre, sino otro. Se trataba de Karl Kling, compañero de equipo de Fangio, doblando en una curva en el circuito Bremgarten durante el Gran Premio de Suiza de 1954, en Berna. Aunque lo único que se vea es la cabeza del conductor, la diferencia salta a la vista. Y, ahondando un poco más, tampoco el número que lleva pintado la máquina es el que corresponde al número 4 de JMF.

Ganó, ¿quien sino? Fangio seguido por José Froilán González. Aquella foto fue distribuida a nivel mundial por Associated Press (AP). Y se ve que el empleado de AP clasificó mal e identificó erróneamente la escena con Kling, asignándole la identidad de Fangio.
Así llegó a los medios para ser usada o archivada. Y cuando, 41 años más tarde, se produjo la muerte de nuestro protagonista y el redactor especializado del diario buscó una foto para ilustrar la necrológica, halló ese documento y lo mandó a cuatro columnas. Años después, en otra ocasión evocativa, el mismo medio volvió a dar esa misma foto equivocada como si fuera Fangio sin que nadie enmendara el error. Karl Kling, un año mayor que Fangio, sobrevivió sin consecuencias estos dos atentados contra su vida, pues falleció, nonagenario, en 2003.
¡Ay, si los lectores de RETROVISIONES no fueran tan ilustrados y atentos como son! Todo eso siempre SEuO, escrito el 17 de julio de 2010. Vale.
Categorías: HistoriasFecha: 22/07/2010
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Diego García
Parece mentira que se hayan cometido esos errores por parte del periodismo. Uno puede llegar a comprender que la «gente común» transmita información que asume como verdadera de lo que viene pasando de boca en boca sin saber desde cuando, sin conocer la fuente original, y sin verificar los datos; pero mi humilde opinión es que esto es imperdonable a nivel periodísto. Es común ver errores de este tipo en las revistas de autos.
Fuoripista
Sí señor Kirbus, la pifiada fue notoria y doble!! La que aquí se muestra y la publicada (por el mismo medio) el domingo 6 de agosto de ese año ilustrando donde se traducía un tributo a Fangio publicado en The Economist de Inglaterra.
Pero hay una particularidad, el epígrafe que muestra acá decía así:
«La «Flecha plateada», el Mercedes-Benz con el que Fangio alcanzó los títulos mundiales de 1954 y 1955.»
Epígrafe de la del 6/08/95:
«Fangio y «La flecha plateada», el Mercedes-Benz con el que obtuvo los títulos mundiales de 1954-1955.»
En la primera, quien escribió el epígrafe «no dice» directamente que es Fangio sino que se refiere al modelo del auto… claro que era nada más ni nada menos que la necrológica del querido «Chueco».
(¿Habrá pensado: yo por lo menos zafo del papelón??)
En la segunda publicación… ya metieron la pata derecho viejo!!
Marcelo
En la mañana del 17 de julio de 1995 una radio venezolana entrevistó por teléfono a Ricardo Ross, secretario de Fangio, y le preguntaron cuántas carreras había corrido con el Maestro en el equipo Mercedes Benz…
DanielC
Revista francesa mensual de coches de época y uno de sus periodistas de gira por nuestro pais.
Entre anécdota y anécdota habla de la devoción nuestra hacia Fangio, que según el periodista que hace la nota es el apodo de de Froilan Gonzalez.
Al siguiente número y debido a la gran cantidad de mails reibidos, entre ellos el mio, pidieron disculpas.
Penetrit
No recuerdo si fue en 2007 o 2008 que La Nación publicó un comentario, creo que las 1000 Millas locales, donde la periodista confundió un spyder italiano con otro inglés entre otros errores básicos. Envié una carta que no se publicó pero que también se ignoró porque siguen escribiendo con falta de conocimiento sobre el tema. Si Germán Sopeña se levantara y leyera «su» diario, se acostaría rapidamente.
Atte,
Güilbeis