Explorando nuevos territorios
Diego Speratti - 11/10/2009Un coleccionista con varias joyas en su garage se levantó un día con un capricho más grande que cualquiera que haya tenido anteriormente. Le golpeó la puerta al restaurador/creador Jorge Penedo y le comentó que quería tener un auto para cazar, ir al bosque y pasar sobre todo lo que podía cruzarse en su camino.
Fácil pensarán ustedes. Pero no, no podía ser una Land Cruiser, un Hummer, un Land Rover, un Willys ni un Jeep IKA. El vehículo multipropósito tenía que ser un auto de preguerra y que no haya sido pergeñado originalmente para esos fines.
Un chasis con máscara de Auburn y un motor Lycoming de 8 cilindros fueron la base perfecta para que Penedo concibiera esta versión «exploradora» o «cazadora» del auto norteamericano, nacida puramente de la imaginación personal, ya que no había antecedentes de un vehículo de la marca semejante. Ni tampoco de otra, creemos.
Los grandes desafíos técnicos fueron recuperar la jovialidad de los 8 cilindros, aprovechar el diferencial con alta y baja que disponía el auto originalmente, montarle ruedas de 20 pulgadas reforzadas con 100 rayos cada una, crear nuevos estribos elevados y capaces de alojar armas y un interior absolutamente de cero, que incorpora asientos con correderas, y altímetro entre sus relojes.
A partir de allí se dieron a la tarea de encontrarle todos los accesorios para un verdadero día de campo, incorporando incluso amarras sobre el baúl para transportar la presa en caso de dar en el blanco.
Un botiquín, parrilla, malacate, palita, piquete, machete y hacha encontraron lugar en la parte exterior, junto a un bidón de gasolina auxiliar y un tanque de agua, que según Penedo podría ser incluso anterior a la época del auto. Parte del encanto y la sinceridad del Auburn es que mezcla elementos de diferentes épocas, algunas anteriores al año modelo del auto y otras posteriores, y todo se integra con gracia a la propuesta.
Este Auburn generó algo de polémica y mucha admiración también cuando apareció junto a LA CARPA en Autoclásica, pero sus mentores lo presentaron fuera de concurso, para mostrar a los visitantes y coleccionistas la tarea que llevó más de un año y medio para su finalización, la loca idea de crear un auto de otro tiempo para las necesidades actuales de su propietario.
Y aunque no podemos negar que nos haya gustado bastante la propuesta preferiríamos siempre verla así, limpia para concurso, y nunca manchada de sangre.
Categorías: EventosFecha: 11/10/2009
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Cecilia Penedo
Diego quiero felicitarte por esta nota tan completa, clara y limpia. Realmente me encantó conocer tu óptica y que sepas volcarla a la escritura cosa que no siempre es fácil, asiesque diez puntos para el escritor. Me alegra el reconocimiento público que haces de este trabajo porque son dos los talentos que se juntaron para que esto fuera posible, padre e hijo, es decir Jorge y Luis con el apoyo del equipo del taller. De más esta decirte que me siento muy orgullosa de ellos y me alegra mucho que Uds. la nueva generación que viene puedan sentir la escencia de estas máquinas tal como lo hicieron vuestros padres.Muchos cariños para tu mamá que tambien tiene mucho para sentirse orgullosa. Un abrazo grande y adelante. Cecilia
déesse
Pues tienes toda la razón Cecilia. Se me pasó mencionar a Luis y a todos los «chochamus del yerta».
Más allá de admirar el trabajo de los Penedo, siempre me sentí abrazado por el afecto, la disposición a la charla, la simpatía y todo lo que regala en cada encuentro tu querida familia.
Gracias por tus entrañables palabras, Cecilia.