El 404 que se vistió de dandy
Diego Speratti - 19/05/2010Pininfarina tiene con Peugeot una relación tan vinculante como la que mantiene con Ferrari. Con la marca francesa en particular la fue construyendo a partir del lanzamiento del 403 en 1955, tarea de diseño continuada luego con la versión descapotable de éste.
Cuando apareció en el horizonte la necesidad de tener en el line up un auto algo más sofisticado y moderno, el teléfono de la familia Farina sonó nuevamente y desde Italia devolvieron el proyecto final para el 404, un auto con muchas ideas compartidas con el Fiat 1800/2100, algunos Lancia coetáneos y los varios productos de la British Motor Company que en Argentina confluyeron en el Siam Di Tella, todos ellos salidos de los prolíficos tableros del estudio turinés dirigido hasta ese entonces por su fundador, Battista.
Sobre Pininfarina cayó el encargo de realizar también la variante convertible del 404 que estuvo lista para su presentación en el Salón de París de 1961, e inició su vida comercial al año siguiente, dos temporadas después de que lo hiciera el sedán del que deriva.
En este caso, además de la autoría de las líneas maestras, Pininfarina se convertía en socio productivo de la marca del león al construir este modelo en las instalaciones de Grugliasco, al igual que la cupé presentada seis meses después que el cabrio. Luego, las carrocerías autoportantes eran trasladadas vía tren o camión a Sochaux donde el ensamble final incorporaba la mecánica cuatro cilindros en posición longitudinal e inclinada.
De sus hermanos más “vulgares”, las variantes dos puertas apenas heredaban las estampas del piso y la mecánica, mientras el resto de paneles eran únicos de estos modelos. El convertible mide 8 cm más de largo que el sedán (4,50 metros contra 4,42) y también es más ancho (1,68 contra 1,62), manteniendo la misma distancia entre ejes.
Cuando lo mostraron en París, la repercusión fue tanta y llegó tan lejos que el importador de Peugeot en Uruguay, SADAR –cuyo vínculo con la marca inició en 1949 y aun perdura–, encargó tres ejemplares. Arribaron a buen puerto, el de Montevideo, poco tiempo después, en 1962.
De aquellos tres ejemplares, dos se vendieron a clientes y el restante se convirtió en el auto personal de la mujer de Nelson Güelfi, mandamás por aquel entonces de la representación de Peugeot en la banda oriental. La familia lo utilizó por alrededor de cuatro años, temporadas muy recordadas por Manuel Güelfi, que pasó más de diez años a la espera de alguna buena noticia que lo llevara a reencontrarse con el auto de su madre, el mismo sobre el que bebió los vientos frescos con que el río/mar bañaba a la rambla montevideana durante su infancia.
La noticia más esperada la recibió unos tres años atrás, cuando Horacio Moyano, encargado de la Colección Peugeot en la planta Nordex/SADAR, lo encontró en la ciudad costera de Mercedes, frente al Río Uruguay, y convenció a su entonces propietario, el piloto local “Pompón” Alvarez, de deshacerse de él.
“Álvarez lo compró en los años ochenta. Cuando lo encontré el auto estaba bastante alterado, con pintura naranja, llantas de Ruedas Argentinas de tres agujeros, un cuentavueltas montado sobre el tablero. Pero lo peor de todo es que estaba muy podrido, hasta la estructura estaba muy afectada y cuando lo subimos al transporte que lo trajo a Montevideo lo trasladamos con mucho cuidado porque temíamos incluso que se partiera.
Sin embargo, el auto estaba muy completo, con todas sus partes originales listas para encarar una restauración con todo.”
La familia Güelfi y los socios se dedicaban, desde algunos años antes, a cuidar algunos autos emblemáticos de la empresa que quedaron en su poder o recuperar otros, para terminar de armar una colección impresionante que hoy es motivo de orgullo para la empresa, para la marca y para el Uruguay. El 404 debía seguir esa senda, esquivando las piedras y también las rocas que se cruzaban en el camino.
Horacio resume aquellos momentos: “para el Salón del Automóvil del Uruguay, a celebrarse en noviembre del 2008 planeabamos lanzar el 307 CC. Como continuador de la saga de convertibles derivados de modelos de calle nos propusimos exhibirlo junto al 404 convertible. Pero cuando se decidió eso sólo quedaban ocho meses para restaurarlo por completo.”
Con la tarea encomendada comenzaron. “Pudimos recuperar prácticamente todo del auto, las baguetas, los paragolpes, todo es de acero inoxidable y lo conservaba. Creo que lo único que tuvimos que importar fueron los neumáticos, las tasas y el parabrisas para reemplazar al original, rayado”, agrega.
Otro de los grandes retos de la restauración fue recuperar el buen funcionamiento de la inyección mecánica Kugelfischer, que era un ítem opcional al motor convencional de 1,6 litros alimentado por un Solex 32 para estos modelos ensamblados por Pininfarina en aquellos años. A propósito de su origen, Horacio cuenta que es más fácil dar con piezas de repuesto en Italia que en Francia y cita por ejemplo las cerraduras “made in Italy” y las luces provistas por Carello en estos modelos.
Finalmente lo terminaron y exhibieron en el Salón. Una vez finalizado éste, el 307 y el 404 se separaron. Cualquiera diría que el 404 pasaría mejores tiempos a partir de allí, consentido en un garage y saliendo sólo a exhibiciones temporales, mientras el otro debía ganarse su pan a diario por las calles y rutas orientales.
No se sabe (o por lo menos nosotros) que fue de la vida del 307 CC, pero el guión de película de su vida, sólo le depararía más momentos de acción y suspenso al 404.
Para terminar de dejarlo en perfecto orden de marcha, luego de aquella exhibición, un empleado de SADAR salió a probarlo por la zona de Pocitos. Lo estacionó en la calle, pero a la vista, para comer algo en un restaurant y al rato vio a lo lejos como el 404 partía por sus propios medios.
Moyano trae a a luz, en un alto del recorrido del Rally del Río de la Plata, los momentos posteriores a aquel terrible momento: “nos enteramos que lo tenía una banda de secuestradores de autos. Una vez que conseguimos ponernos en contacto con ellos, mantuvimos negociaciones a lo largo de cuatro semanas para recuperarlo. El modus operandi era similar a cuando secuestran a una persona. Llegaron a citarnos en la platea Amsterdam del Estadio Centenario en medio de un partido de fútbol.»
Ya encaminadas las negociaciones surgió otro obstáculo: “nos dijeron que el auto lo tenían en Brasil, a unos cuantos kilómetros de la frontera en Yaguarón. Nos pidieron un rescate si nos lo devolvían en Brasil y si lo queríamos en Uruguay teníamos que pagar un 10% adicional. Evaluamos que esto era lo más seguro para recuperar el auto y pagamos el rescate con el plus. Tras tres semanas de incertidumbre, un día me llamaron a las 3 de la mañana para avisarme que lo fuera a buscar, que lo habían dejado a 20 km de Montevideo. Por suerte, sólo tenía unos detalles mínimos de malos tratos como algún aro abollado y la pintura mínimante rayada por una lona con la que seguro lo ocultaron al transportarlo a o desde Brasil.”
Horacio se enteraría luego que alguien le había encargado a esta banda que consiguieran un Fiat 1500 spider y los secuestradores se equivocaron de auto. Aunque no de diseñador…
“Con todas esas idas y vueltas le hemos hecho hasta ahora 3.500 km desde que terminamos su restauración, desde que pasó de calabaza a carroza. Conserva su hard top, en color negro, y lo disfrutan los socios de la empresa, quienes sólo decidieron cambiar el volante por otro de Peugeot de la época, porque no les convencía del todo dejar el original tan finito.”
De los otros dos convertibles importados originalmente a Uruguay se sabe que uno está en manos de un coleccionista brasileño (esperamos que lo haya adquirido con métodos más amables…) y el otro lo tiene un restaurador de San Carlos (aunque se comenta que lo avistaron en lo de un conocido constructor y restaurador de Entre Ríos).
Con el 2010 marcado como el año del medio siglo del 404, este convertible (uno de los 10.389 construidos) tiene, con tantas pequeñas “tragedias” que marcaron su vida, demasiado que festejar.
Fotos: Miguel Tillous y D.S.
Categorías: CrónicasFecha: 19/05/2010
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eduardo lavore
muy buenas fotos dieguito !!! que lindo auto y que historia !!!! no ?
muy buena nota !!!
Fuoripista
Esta es una historia de esas que «humanizan» al auto… qué de peripecias le tocó vivir a este hermoso cabriolet by Pinin!!
Muy buena nota a Don Diego y las fotos de Don Miguel!!
(Estamos ante una nueva dupla que deja huella? Una especie de dúo dinámico, de «Pipo» Gorosito-«Beto» Acosta, de Ortega y Gasset… porque son casi uno??)
Mariana
re linda nota!!! las fotos hermosasssss!!!!!!!!
cinturonga
Muy lindo auto…eso que el 404 «tradicional» no me atrae mucho.
Muy buena la historia tambien!