El Padrillo
Lectores RETROVISIONES - 30/11/2012Allá por fines del 2002, vendí un Fiat 502 para comprar otro auto en mejor estado: un Fiat 503 que aún conservo. Como me había sobrado un poco de dinero empecé a buscar algo más con que complicarme la vida. El dato llegó por el lado de una muy buena persona: el Sr Beto Scaccia. A pesar de no considerarnos amigos, es ese tipo de personas en la cual uno descubre muchas afinidades, en gustos y forma de ser. Recuerdo que nos dijo algo así: “cerca de Estación O’Connor, en un campo que estuve cuando participé en una travesía de motos, había un auto alemán, con ruedas de tuerca central, que atrás tiene una plataforma que dicen que iban las personalidades durante los desfiles”.
El vehículo en cuestión podía ser desde un Mercedes, Horch o similar, hasta un Ford A con algún injerto en sus ruedas. Con la complicidad de mi amigo Juanjo, y a bordo de mi Fiat Duna diesel 1.3 ´92, decidimos darnos una vuelta a ver de que se trataba y de paso chequear algunos datos de la zona y repasar otros ya visitados.
Sin demasiadas esperanzas de encontrar algo maravilloso, pero sí intrigados por aquello de las tuercas centrales, empezamos con las primeras averiguaciones: ¿dónde quedaba aquella Estación O’Connor? El lugar resultó ser una estación de ferrocarril ubicada a la izquierda de la Ruta Nacional Nº 3, entre Viedma y San Antonio Oeste, a unos 90 kilómetros de la primera. Había que llegar hasta allí, y preguntar por el campo donde trabajaba Don Félix Tellería, el propietario del auto. Como en esa zona la superficie de los campos se miden en leguas (1 legua = 2.5 hectáreas), y cada uno tiene una superficie de 1, 2 ó 3 leguas, no parecía tan difícil que alguien lo conociera.
Partimos temprano desde Bahía Blanca con el Duna; 380 km para recorrer por delante, y mucho optimismo. Al llegar a Viedma preguntamos por O’Connor y nos confirmaron que 90 km más adelante nos encontraríamos con un cartel que indicaría el lugar. Allí debíamos doblar a la izquierda por un camino de tierra, hacer unos 20 km, atravesar dos o tres tranqueras por medio y llegaríamos. Y así fue.
En la solitaria estación alguien nos indicó el camino hacia lo de Don Félix. Unos 10 km más de montes bajos (la jarilla más alta no pasaba del metro y medio) y llegamos al campo luego de cruzarnos con un par de tortugas típicas de la zona. Casita humilde, un galpón abierto y unos 5 eucaliptos de muchos años a juzgar por la forma de sus troncos, pero muy bajos. El agua de lluvia es escasísima y la del molino apenas la toman los animales, así que para regar lo único que queda es el agua de la palangana obtenida del aljibe, que después de servir para lavarse la cara y demás partes va para las plantas.
Golpeamos las manos y nada, miramos un poco y vimos dentro del galpón una Gilera 500 Saturno y al costado de este un par de sedanes Ford A y un eje con ruedas de tuerca central. Ahí estaba lo que buscábamos, pero las ruedas no eran Rudge, sino Buffalo y tenían muy clara la palabra Buick. Tal vez quedamos un poco desencantados, pero satisfechos porque realmente había algo con tuerca central, como nos había contado Beto Scaccia.
Al rato de esperar apareció Don Félix Tellería, a caballo y rodeado de perros, que venía de hacer el recorrido habitual por el campo. Después de los saludos y presentaciones de rutina nos cuenta un poco su historia y la del Buick. Para ese entonces llevaba 47 años trabajando en aquel campo, siempre solo, así que era más dueño que los mismos dueños que nunca habían vivido allí.
Gaucho de gran sensibilidad mecánica, al Buick lo había rescatado de un campo vecino solo por el hecho de que no se perdiera, para conservarlo y con el objetivo de alguna vez ensamblarlo de forma provisoria como para contemplarlo en una sola pieza. Según recordaba, el auto había sido traído nuevo a la zona por una familia española, de apellido Rosas, que lo usó durante muchos años hasta que fue mudando su carrocería de Phaeton 7 pasajeros a chatita. Terminó en manos de algún peón del campo familiar que usó al pobre auto hasta los últimos alientos.
Observando los datos de la chapita del torpedo y con el «Catalog of American Car» en mano descubrimos que era del año 1928 y que su carrocería (Model 49) correspondía a un Phaeton 7 pasajeros, del cual dicho libro decía que sólo se habían construido dos unidades. Su motor es el más grande que Buick comercializaba en ese año y tenía el chasis más largo disponible en catálogo. Todo eso nos alentó a tratar de comprarlo.
Le hicimos la propuesta a Don Félix, y nos respondió que lo pensaría y que lo llamáramos un determinado día del mes de enero a las cinco y media de la tarde a un teléfono de Viedma (de la casa de su cuñada) y que nos iba a tener una respuesta. Estos hechos hasta aquí relatados, sucedieron a principios de diciembre.
También nos contó que tuvo una H.R.D., que si bien nunca la pudo hacer funcionar, la había comprado porque simplemente le gustaba. Por eso, como les conté antes, era un gaucho con gran sensibilidad mecánica, porque en esos caminos desérticos de arena en el medio de la nada, de práctica la H.R.D. no tenía mucho. La Gilera que tenía en galpón ya se la había prometido a su sobrino, y del Buick nos contó también que lo había cambiado en su momento por un padrillo.
Nos despedimos de Don Félix, regresamos a Bahía Blanca y cumplimos en llamarlo en el día y a la hora acordados. Ese día Don Félix nos tenía una respuesta: vendía el auto y el precio sería el valor actual de un padrillo. Aceptamos la propuesta.
Acordamos que iríamos un domingo de marzo; conseguimos prestado un carrito de un eje, le pusimos un enganche al Duna y partimos temprano hacia allá. En Viedma contratamos los servicios de un cansado Bedford caja playa para que a la tardecita estuviera en el campo para cargar las cosas más voluminosas.
Cuando llegamos al campo, nos esperaba con un cordero al asador, y hasta había hecho traer verdura de Viedma con su sobrino para las ensaladas (en esas tierras no crece nada). Nos indicó que el campo de donde había traído el auto se llamaba «El Moro Negro» y que estaba del otro lado de la Ruta 3.
Decidimos ir hasta allá, mientras el sobrino se encargaba del cordero, para rastrear si podía quedar algún otro elemento del auto. Cuando llegamos allí, vimos a lo lejos una cola de phaeton que no resultó del auto, sino del algún Ford, pero sí encontramos herrajes de los auxilios laterales. Con esas piezas como trofeo regresamos a meterle diente al cordero y cargar el auto. Motor, caja y accesorios en el Duna, y acopladito, chasis, guardabarros, ejes, etc., en el Bedford. Después del almuerzo nos despedimos y regresamos a Bahía.
Ya en casa, mirando un poco mejor, descubrimos que se trataba de un McLaughlin Buick, producido en Canadá, y que si bien la producción de dos ejemplares correspondía a la de Estados Unidos, la de Canadá tampoco había sido muy numerosa en aquel año.
A los pocos meses nos llamó el sobrino de Don Félix Tellería para comunicarnos que había fallecido y que, simplemente, nos llamaba porque su tío nos había tomado afecto.
Volviendo al auto, pasamos un tiempo con la duda de encarar el proyecto para el lado de una baquet o tratar de aproximarnos a un original. En eso andábamos hasta que llegaron nuevos proyectos y decidimos venderlo. Ahora, «El Padrillo» está en Pergamino, en muy buenas manos amigas.
Walter Girotti
Fotos: Manuel Speratti, Walter Girotti y Sra.
Categorías: CrónicasFecha: 30/11/2012
Otras notas que pueden interesarle
18 días, 18 clásicos
Ford Anglia E494, Colonia del Sacramento, Uruguay.
Diego Speratti10/07/2010 2 Comentarios
«Podrán imitarnos…
…pero igualarnos, jamás», reza uno de los slogans de la gloriosa «Número Doce». Bueno, aquí se dio una operación bastante similar con gente que tomaba autos de producción como base y se «inspiraba» en lo que hacían otros. Don Pedro Campo habrá sonreído desde su lancha comprada con el pago por su diseño del Chevrón […]
Hernán Charalambopoulos28/03/2012 28 Comentarios
818 días, 818 clásicos
Mucho más raro que cruzarse con una Miura por estos pagos es encontrarse con esta Ford F100 F- Series Custom «long wheelbase» de quinta generación, de inicio de los años ’70, y encima patentado en Torino en el ’78, lo que lo hace más raro todavía, ya que en «il bel paese», este tipo de pick-up se veían sólo en las películas… Quizás proviene de un surplús […]
Qui-Milano13/09/2013 7 Comentarios
La Modulo va a funcionar
Uno de los dreams cars más emblemáticos y revolucionarios de la historia (junto con el Testudo, el Ferrari Dino 206 Competizione y el Stratos Zero), auto lisérgico en todo sentido y que todavía hoy, después de más de cuarenta años de su aparición nos parece el ícono mismo del futuro, se vendió a un coleccionista norteamericano… […]
Qui-Milano06/11/2014 6 Comentarios
Cartel de miércoles #30
Calle y oximorón en Cuenca, Ecuador.
Diego Speratti26/12/2012 5 Comentarios
333 días, 333 clásicos
Peugeot 203, Entre Ríos al 1000, Olivos, provincia de Buenos Aires, Argentina.
Diego Speratti22/05/2011 5 Comentarios
404 días, 404 clásicos
Ford V8 Tudor 1946, Salta y Pelliza, Olivos, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Diego Speratti01/08/2011 2 Comentarios
Countach!
Gallizio es un personaje de los que quedan muy pocos en el mundillo del automóvil en Turín. Setenta y tantos nunca confesados, porte de dandy, labia fácil y eterno bronceado, distinguen a uno de los mejores proyectistas de autos y prototipos que se hayan conocido en las últimas décadas. En los noventa, junto a su socio, construyeron […]
Hernán Charalambopoulos23/09/2009 5 Comentarios
669 días, 669 clásicos
Renault Floride, Dr. Duvimioso Terra y Gral. Pagola, Tres Cruces, Montevideo, Uruguay.
Diego Speratti23/12/2012 6 Comentarios
590 días, 590 clásicos
Fiat 500. Cernobbio, Italia.
Hernán Charalambopoulos19/06/2012 5 Comentarios
Tre Posti de remate
Va a remate, en la edición 2014 de Pebble Beach, gracias a Gooding (y nuestro admin seguramente la babeará un poquito) el auto gemelo de la berlinetta del “Avvocato” Agnelli , la famosa “Berlinetta tre posti”, caracterizada, como el nombre lo dice, por tener tres lugares anteriores en línea, con el puesto de comando central ligeramente […]
Qui-Milano30/07/2014 10 Comentarios
La que faltaba…
Les mando una International R110 exhibida en el Piriápolis Kustom Weekend 2015. Es la serie que les faltaba en el post de la International L110 de San José (click aquí). Rodolfo Bautista
Lectores RETROVISIONES22/03/2015 3 Comentarios
La foto del día: Mambo No 917
Es imposible ver una postal de estas características en el automovilismo actual. Espectacular danza de los Porsche 917 de Vic Elford (Nº11) y Pedro Rodríguez (Nº10), en los 1.000 km de Brands Hatch de 1970. La carrera sería ganada por Rodríguez, escoltado por Elford a 5 vueltas. Diego Carroza
Lectores RETROVISIONES07/02/2015 67 Comentarios
¿Lo compro o no lo compro? (segunda parte)
-Negro, estoy caliente con un DS. La frase de JMD hizo que apurara la salsa de panceta, cebolla, arvejas y crema. Serví rápido las “orecchiette” para continuar con la charla mientras alimentábamos el espíritu. -Ya hablé con el tipo, mañana lo vamos a ver. Está buenísimo. -Si, si…. rayá un poco de queso… Después de […]
Hernán Charalambopoulos12/12/2011 21 Comentarios























Juancega
ESPERO (¿esperamos?), la continuación de «las manos amigas». Lo felicito por el rescate.
Daniel.M
«Jugosa» historia, ya no se encuaentran Delage ni Bugatti, pero hurgando todavia aparecen autos interesantes
mfproducciones
Gran historia, eso de andar por los pueblos buscando datos, recorrer campos abrir galpones es una idea que me desvela….baquet, original no importa siempre cuando vuelva a vivir, se recupere se disfrute y no se pierda en el olvido, lo del gaucho capitulo aparte…
B Bovensiepien
A que se deberá esa inexplicable atracción hacia el oxido?
Muy buena historia
karmannia
Me sorprende, todo el mundo alguna vez ha tenido una HRD, es increible, me las encuentro en los lugares mas inesperados como puede ser, che y la Saturno seguira en el galpon???
amigopress
Aplausos para Don Félix por conservar el auto, donde se encuentre los escuchará.
mannlincher
Excelente historia.
Me trae recuerdos de viejas experiencias parecidas.
Concuerdo totalmente con el comentario de amigopress.