Alvaro y las carreras de autitos
Diego Speratti - 09/08/2010“La diferencia entre los niños y los adultos es el tamaño de sus juguetes”…. ¡Qué frase mezquina! Entonces que le queda a Alvaro López Fontana y a quienes disfrutamos los autos en todos sus tamaños.
Socio inveterado del Club de Autos Antiguos de Mar del Plata, para Alvaro hubo épocas en que su vida y su elemento eran los Chevrolet “campión” de carne y hueso; el presente lo encuentra disfrutando como niño de su Alfa GTV Bertone 1972.
Pero la propuesta de algún día del verano pasado en su casa marplatense fue salirnos de la escala real, guardar bajo la funda los 1 a 1 para desempolvar los autitos que conserva desde su más tierna infancia, prolongada a la adolescencia y más allá, etapas que transcurrieron en Olivos, en la Zona Norte del Gran Buenos Aires.
Algunos días antes, en la Nochebuena, “sometimos” a toda su familia al monotema “autos clásicos”, y allí repasamos algunas historias que el vivió, y a mí me habían contado por partes, sobre las carreras que se organizaban en un taller del barrio, el de Cozzarín (en Avenida Libertador y Arenales). Me contó que conservaba los autos de aquella época y le pusimos fecha inmediata a un nuevo encuentro para sacarlos del clóset y hablar sólo de ellos. ¡El barbudo gordinflón no podría habernos traído un mejor presente navideño!
“Estoy revolviendo mi infancia”, confesaba Alvaro movilizado, mientras sacaba Dinky tras Dinky de las cajas donde las guarda prolijamente, como un mago sacaría conejos de su galera, días después.
De entre estos, los que más llaman la atención son los personalizados a partir de modificaciones en su esquema de pintura, el agregado de peso, o la adopción de numeros y publicidades escritos sobre cinta adhesiva. Son estos Dinky, con “pedigrí racing” en las carreras de Cozzarín, los disparadores de los recuerdos de aquellas veladas.
“Las carreras de autitos se hicieron a principios de los sesenta. Nos reuníamos en el taller del padre del Bocha Cozzarín, de noche, porque de día atendía y vendía Volkswagen allí. La pista la marcábamos con tiza porque al día siguiente Cozzarín padre tenía que encontrar todo impecable si queríamos seguir corriendo”, y con estas datos ya es posible imaginarse el clima de diversión, competitividad, clandestinidad y fascinación por los autos que rondaba aquel ambiente.
Las únicas exigencias deportivas para poder participar eran llevar un auto y no se podía apoyar la muñeca ni arrastrar el auto cuando tocaba el turno de “tirar”. “Creo que algunos ya teníamos 18, 20 y más, ya salíamos con chicas pero no faltábamos a las carreras. En esa época estaban en auge los Grandes Premios y por eso la mayoría de los autos que participaban eran turismos. No había reglamento, la mayoría eran Dinky, había divisiones Standard y Sport, pero eran muchos más estos por el fervor de los GP”, recuerda Alvaro.
“Las carreras duraban una hora y media o hasta dos horas. A los autos sólo se los podía meter plomo, plastilina y todo lo demás estaba prohibido. Algunos llegaron a fundirse piezas en plomo. Pero las ruedas y suspensiones no se tocaban, ya éramos puristas en ese entonces”, cuenta sonrojándose quien ahora es una de las mayores autoridades del Concurso de Elegancia que organiza el club de Mar Del Plata durante la realización de su tradicional rally. “Cada uno presentaba el auto como le daba la gana. Los pintábamos, les metíamos números, era una carrera de verdad. Creo que alguna vez llegamos a poner alguna copita en juego, el estímulo era ganarle al otro”, rememora.
Ese otro podía ser cualquiera de la banda de amigos, fanáticos de los autos todos, que a lo largo de su vida se dedicaron desde distintos lugares a seguir cultivando su amor por los fierros. Alvaro los nombra uno por uno: “entre los participantes más asiduos estaban Bocha Cozzarín, Juse del Castillo, Guillermo Iacona, Tito Maza, Germán Sopeña, Enrique Sánchez Ortega, Carlos Rivero Olazábal. A veces iban Aldo Conti, Luis Benedit, recuerdo haberlo visto a tu viejo también por ahí…”.
Además de los ganadores individuales, los participantes se dividían en equipos, y el de Alvaro se llamaba “Los Robles”, que recuerda haber integrado con un Volvo PV544 hecho por Tekno, por si quedan dudas de lo que representaban los Grandes Premios del ACA para los jóvenes de la época.
Hoy los Dinky Toys sobrevivientes de las carreras de Cozzarín conservan la preparación y decoración originales como los Chrysler Airflow y Royal y el Buick Viceroy (idéntico al Buick 39 real que puedes ver aquí) y comparten morada con otros varios Dinky: un Sunbeam Talbot Sport, un MG TF, un Morris Minor, un Hilman, un Aston Martin DB3S, un Jaguar D-Type y varios otros autos, buses y furgones ingleses.
La colección la completan más autos “civiles”, que nunca participaron en las carreras de Cozzarín pero también fueron guardados celosamente. Hay algunos Corgi, como un Jaguar E-Type que conserva también su caja y otros autos de escala más pequeña como el Bentley 4 y medio con compresor de Lesney “Models of Yesterday” y la Bugatti Type 35C de Rami-JMK.
Pero ninguna de ellos transmite las emociones de los Dinky que corrieron en las carreras de Cozzarín. Confieso que desde aquella tarde en que los ¨revivimos” hay veces en que sueño que cada atardecer calientan motores, se alistan y se despiden de sus vecinos en la “cajita feliz” para ir a correr “carreritas” junto a su fiel piloto. A Alvaro seguro le sucede lo mismo…
Categorías: AutomobiliaFecha: 09/08/2010
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Diego Speratti26/07/2010 1 Comentario
























Fuoripista
Emocionante!! Gracias Alvaro por compartir ésto y Diego por contarlo.
charly walmsley
Alvaro,
En mi categoria se permitia plomo y cambiar el tren delantero por una bolita o cuchara, yo era un purista, claro, corria con cuatro ruedas y plastilina…………………………………
Tete
Asi que Jose del Castillo ya de chico estaba en esto de armarse autitos !! Admiro el espiritu y el amor por los fierros de esta gente, son unos fenomenos !!
cinturonga
Grandulones!! no les da verguenza??!!!… a mi tampoco, en cualquier momento tengo que sacar el teclado de mi escritorio para seguir poniendo mas «autitos».
Que lindas cosas se ven en las fotos. Con un amigo (no voy a dar nombres para no dejar pegada gente a cinturonga) tenemos una «tradición» pongamosle (no al amigo) de regalarnos «autitos» como cosa cotidiana. «Pase por el super y vi esta obra de arte, una ferrari Hotwheels 250 LM, toma…».
Uno de sus ultimos regalos fue un Karmann Ghia Matchbox edición a la «antigua» con cajita «vintage».
carralfer
bien Charly!! lo de la cuchara era bochornoso!!
Todos los hemos corrido (afortunadamente…) y era mas lindo y personal que el Scalectric, tengo un amigo que llegó a hacerle suspensión independiente a aquellos de plastico que llenabamos de masilla.
A propósito de las maquetas,algun lector de Retrovisiones arma las de plastico? (Monogram-Italeri-Revell-Humbrol-Airfix-etc)
personalmente me dedico a estas preferentemente a escala 1/24
Me fui de tema Estos Dinky eran (son..) hermosos
morgan.
yo quiero mas a mis autitos que a mis autos…… corria con mis autitos en el patio de la escuela de todas las formas posibles….pero de esos no quedo ninguno…..
ahora le doy a los 1/18 o a los 1/24 o a los 1/32 o a los 1/43 o a los 1/60 y esporadicamente a los 1/87….
Alfa Man
Recuerdo que en el barrio ( Flores ) arrancabamos algunas baldozas de las que bordeaban los arboles y armabamos alrededor de estos unas pistas cavadas en la tierra con curvas de todo tipo y hasta lomos de burro . Los autitos eran las replicas de los TC de entonces a los cuales rellenabamos con masilla y le agrandabamos en forma vertical los agujeros por donde pasaban los ejes adosando a estos unos pequeños resortes ( vaya a saber de que .. ) que clavabamos en la masilla . De esta manera los autitos tenian «suspension a resorte con eje rigido «.Que tal …?
No pregunten sobre las corridas a escobazos que nos bancabamos por sacar las baldozas ….
Il Dottore
Realmente muy emotiva la nota, y comparto totalmente su sentimiento nostalgico, yo también corria con los autitos rellenados con masilla y tambien era purista, no le ponia cucharita ni bolita.
Que lindo recuerdo.
Lao Iacona
Alvaro, Que buena nota, y que relato nítido. El viejo no me habia contado de esto. Yo aporto que con mis hermanos en Miramar haciamos pistas en la arena, larguisimas, de piso bien alisado, y ahí corriamos con el Tyrrell de 6 ruedas, los noveles Renault de F1, las Ferrari y hasta algun Copersucar…todos en plastico soplado. Hace un tiempo compre alguno en su blister en Parque Rivadavia.
Don Richard
Me equivoqué de artículo para postear ayer a la noche (lo puse en otro), lo hice a la disparada porque tenía que salir. Disculpas porque por lo visto el alemán me está alcanzando.
Reproduzco lo escrito:
Grandes épocas. Autitos de TC (cupecitas) de plástico, a las que con un clavo calentado en el fuego les agrandaba verticalmente la sujeción del eje delantero y trasero (Cuántos habré arruinado), de manera que los ejes pudieran desplazarse verticalmente. Los rellenaba con masilla, y luego les pegaba una ballenita de camisa en el eje longitudinal del auto, armaba los ejes por debajo (visto desde arriba) de la ballenita, y voilá!!! teníamos suspensión. Al colegio a ganar carreras!!!! Más tarde aparecieron los Buby: el Buick 57, y el Ford 58, que tenían el mismo sistema de suspensión con dos alambres (duros) longitudinales, uno para las ruedas delantera y trasera de cada uno. Volaban!!!!