Jugando al bon vivant
Cristián Bertschi - 26/03/2010Fueron muchos los autos importantes que fueron llegando a la Argentina a partir de la década del veinte y sobre todo en la inmediata posguerra, con la celebración de las primeras temporadas automovilísticas. Durante la década del cincuenta Ferrari era un gran taller o una pequeña fábrica según quiera verse que gozaba de excelente prestigio por los logros deportivos en diferentes terrenos, tanto en la nueva Fórmula Uno como en las carreras sport y de endurance.
Por su parte, en Argentina comenzaba a surgir una raza de jóvenes amateurs que se juntaban a tomar unos whiskys e intercambiar sensaciones con bellas señoritas bajo la excusa de las carreras de autos.
La cosa se fue poniendo seria y empezaron a venir autos de Maranello para poder llegar primero en el reparto de premios y de jóvenes niñas. Uno de estos pioneros fue el polifacético Charlie Menditeguy, que en su debut automovilístico en Mar del Plata les pasó el trapo con una hermosamente perfecta 166 Touring barchetta. Como el hombre quedó entusiasmado se trajo de Europa una 166 Inter con carrocería coupé fabricada por Vignale que había tenido como primeros dueños a los hermanos Cerana en Italia.
Este auto había nacido con el motor de dos litros de cilindrada pero luego llevado a 2340cc con tres carburadores, de ahí su nueva denominación 166/195 Inter. Si bien era un auto apto para las competencias ni los Cerana ni su dueño subsiguiente Edoardo Lualdi la corrieron.
Localmente, esta Ferrari hizo su aparición en Buenos Aires de la mano de Carlos Charlie Menditeguy en las dos pruebas organizadas por el Club de Automóviles Sport durante la inauguración del Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires, en el mes de marzo de 1952.
Es probable que la amistad con Roberto Cachorro Bonomi y también su relación con algún integrante del gobierno le hayan permitido traer este auto de Italia para sumarlo a las pruebas tipo sport.
Cosa rara en Menditeguy, no le fue bien con el auto ya que abandonó en esa primera carrera por problemas mecánicos, pero pudo tomarse revancha el 19 de octubre de ese año cuando llegó tercero en el Premio Lealtad (todo muy peronista) detrás de Bonomi con su Ferrari y Bitito Mieres en su Bugatti.
Menditeguy corrió luego en monopostos, llegando incluso a la Fórmula Uno, y nada más se supo de esta berlinetta hasta la década del 70 cuando la tuvo el mendocino Lino Bendolini que la usó en varios eventos hasta que decidió venderla y exportarla. Allí fue la 166/195 a Estados Unidos donde fue usada como para recuperar el tiempo de letargo hasta que en mayo de 2008 RM Auctions la ofreció al mercado y un coleccionista argentino decidió comprarla para traerla nuevamente a su segunda patria.
En un viaje a Europa durante 2009 fui a verla por primera vez al taller de Maurizio Colpani en Poncarale, Brescia. Había hablado previamente con el dueño que me ofreció gentilmente manejarla. Como no quería ser descortés y para no pasarla mal solo, invité a mi amigo Juan Manuel Díaz, por entonces Director de Advanced Design de Fiat a acompañarme. Así fuimos de Turín a Brescia, hablando un poco sobre la actualidad del diseño de autos como para ser originales.
Al llegar, Maurizio, titular del establecimiento Colpani Motori me advirtió sobre el magro funcionamiento de los frenos, el estado del embrague y el frío que hacía en el medio del campo en un gris día de principios de febrero.
Díaz miraba cada detalle del auto y anotaba todo en su cerebro para cuando le toque diseñar una Ferrari mientras yo me sentaba al volante del auto de Menditeguy.
Puede verse en las fotos que el estado general del auto, al menos en su carrocería no es lo que uno espera de una pieza de las características de esta y es por un simple motivo: nunca fue restaurada integralmente y espero que nunca lo hagan. La razón es clara: un auto puede ser restaurado muchas veces, pero original lo será sólo una.
Nos subimos los dos y salimos del taller buscando algún caminito donde manejar tranquilos sin tráfico.
Encontramos un sendero de tierra apisonada en prefecto estado y decidimos seguirlo, con tanta suerte que fuimos a parar a una especie de castillito ideal para las fotos.
Con el motor una vez caliente lo aceleré levemente para sentir el V12 empujando muy lindo pero dejando entrever el torque que tiene, aunque en este caso decidí que quedara en potencial debido al temita de los frenos. El viaje duró aproximadamente una hora en la que el frío se fue para dejar paso a la calidez de una Ferrari única de la década del 50.
Esto no fue un test pero si un lindo paseo por unos campitos brescianos con mi amigo Díaz y la Ferrari del gran bon vivant Charlie Menditeguy. Una linda película para vivir una vez y creérsela, aunque sea un ratito.
Categorías: Bon VivantFecha: 26/03/2010
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souvlaki73
Es bellísima! Que extraño parece un velocímetro que aumenta de derecha a izquierda
souvlaki73
otro: creo que esa camperita se fue con un vidrio de Twingo
Daniel
Que bueno que es cuando un automovil con gran historial como este se conserva con las huellas de las batallas, tal cual es sin sobrerestauraciones tan habituales en autos como estos
Marcelo
Restaurar o no???. Lindo dilema…
javier
Y cuando vuelve? hay noticias Cristián si va a llegar a Argentina?, es un auto muy lindo y con mucha historia para ver de cerca.
Cristián Bertschi
Paciencia…
cinturonga
Excelente «Verchi»!!…lo escribo mal de envidia nomas. Que buen momento don Miembro!, como diria el local tostado artificial relator de futbol.
Para cuando una nota de Juan Manuel, ya que esta, lo podrian exprimir un poco no?, Nunca olvidare de aquel «pasto» que nos invito en el comedor del «chentro estile», seguido de un tour por el lugar. Gracias «Manueles».
Un carinho glande, Cintu.
eduardo lavore
pienso que ningun dilema , esos coches en ese estado no deberian restaurarse , mas aun cuando funcionan y estan en estado «presentable».
el valor mas preciado es tenerlos asi .
Giramondo
Coincido una vez con el Sr. lavore. No hay que restaurar autos que estén en este estado.
Fuoripista
Un fenómeno Berchi!!! (lo mío es la fonética…)A Ud. nunca lo llevan o le prestan un Senda, un Dunita…
Impresionante lo suyo en una verdadera máquina!! Nada más ni nada menos que la que fue del gran Charlie. En el tema restauraciones creo que estos autos deben ser dejados así, llevando consigo las huellas del tiempo.
karina
Jugando??? Qué jugador!(es hermosa así envejecida)
Cristián Bertschi
Fuoripista, estoy en Mendoza manejando un auto de Herz, no es un Duna, le pegó en el poste…
¡Un Siena!
Saludos.-
Tete
Que lindo auto y que personaje Charly Menditegui !! me encantaria alguna historia relacionada a este dandy. Una vez me contaron la de ¡¡¡¡ Linares quemelo !!!!!! y no tiene desperdicio !
curzio43
Gran verdad: un auto es original una sola vez, pudiéndoselo restaurar, por el contrario, varias veces.
Ahora bien: mejor dejarlo en su estado original (dentro de lo posible). Las restauraciones actuales hacen parecer a los autos de acrílico, plásticos.
Doy fe que originariamente no eran como pretenden lucir ahora. Llevaban encima las huellas de las carreras y no existían las ceras actuales….a lo sumo una gamuza bien pasada.
La Ferrari de Charlie – Dandy Driver
[…] Jugando al bon vivant. […]