Mucho más que cuatro Renault 4
GF - 16/10/2009Esta vez RETROVISIONES me encarga una tarea aún más difícil y, tengo que confesar, mucho menos glamorosa que cuando hablamos de la DS. Si bien se trata de otro producto francés, en este caso se ubica en el otro extremo de la escala automóvil. Aquí vamos a cambiar de universo geográfico, técnico y de diseño. Los trayectos París-Ginebra cambian a Buenos Aires-La Plata, la compleja suspensión hidroneumática se transforma en una simple barra de torsión y un par de amortiguadores, y la carrocería aerodinámica de sofisticada concepción en lo justo y necesario para trasladar a los ocupantes y su equipaje.
Mi aventura con el R4 comienza a tomar forma hace ya casi 30 (¡!) años en la ruta a La Plata cuando decidí abandonar definitivamente la moto carcomido por el frío de la noche pampeana (como decía mi abuelita «nene, en la moto la carrocería sos vos»). Así, para evitar morir congelado e ignorado en la oscuridad del Parque Pereyra, decidí que tenía que comprarme algo que tuviera una carrocería que no fuera yo.
Con lo que obtuve al vender la Yamaha XT 250, lo único a mi alcance con algo parecido a una carrocería eran los fititos, los 2CV o los R4. Finalmente el elegido fue un R4S modelo 74 turquesa. Corría el año ’82 y por aquel entonces era todavía una máquina respetable. Si bien nunca me atrajo su diseño, el R4 parecía más auto que la «rana» y mucho más funcional que la «bolita».El R3, como se llamaba en sus orígenes, fue presentado en Francia en el año 61. Era un concepto que venía a rivalizar directamente con el Citroën 2CV. Pero el R3 o R4 un poco más tarde, introdujo una innovación que marcó toda la diferencia: la 5ta puerta. El portón trasero hoy tan popular fue introducido en la gran serie por el R4.
Por el resto, el 4 se contentaba con un diseño muy rústico pero más «armado» que un 2CV. Otra de sus particularidades era la facilidad con la cual se desmontaban sus diferentes partes, no se sabía bien para qué, incluyendo los asientos para ir de pic-nic, según se puede ver en las fotos de la época. Curiosa idea, ¿no?
Volviendo a mi historia, una vez subido al 4, comparado con la moto, el mundo exterior se transformaba en una película en cámara lenta… ¡Recontralenta! Sin embargo con el tiempo uno empezaba a apreciar la posibilidad de llevar a más de una persona, cargar las maquetas de la facu y tener algún encuentro cercano con la noviecita de turno en el Puerto de Olivos. Esto compensaba ampliamente la rotura sistemática de los semiejes, los ruidos infernales a lata del portón trasero y la corrosión galopante de sus partes metálicas (algunas de ellas vitales), confirmando el apodo popular del 4L como «cuatro latas» –
Lamentablemente, este primer 4 no tuvo mucho tiempo para oxidarse, un colectivo de la línea 130 en la esquina de mi casa dio por terminada su existencia (y yo salvé la mía por milagro). Eso fue realmente un desastre, hasta salió en el noticiero de esa noche. Lo más increíble es que las noticias no mostraban lo que quedaba de mi auto, es más ni siquiera lo mencionaban. Sólo mostraban al colectivo incrustado en la casa de la esquina y a los heridos, todos pasajeros, siendo atendidos por el doctor del barrio que vivía justo en la misma esquina pero enfrente.
¿Qué había pasado conmigo y mi R4? Y bien, el colectivo me había pegado en la parte delantera izquierda, desintegrándola y cambiando mi trayectoria de 90 grados, enviándome por la calle lateral 70 metros más lejos. En la maniobra el bus se estrella contra la casa de la esquina, maniobra que me salvó la vida porque sino me agarraba en el medio. Lo más insólito es que yo me bajo del auto sin un rasguño a una cuadra del lugar del impacto. Por suerte nadie sufrió heridas graves pero en el barrio ha dejado un recuerdo imborrable…
Con lo que me pagó el seguro después de un largo juicio en el que reconocieron el error del colectivero apareciendo a 70 km/h por la intersección sin dejar la prioridad (prioridad a la derecha… ¿qué es eso?), no me alcanzaba ni para arreglar el 4 que fue dado de baja por destrucción total y menos para comprarme otro vehículo como la gente. Así que tenía que empezar nuevamente de cero. Luego de algunos meses y con el fruto de algunos trabajos, encontré un R4 modelo ’63, beige, impecable con caja de tres marchas a un precio accesible. Ya en aquel entonces eso era un auto casi de colección.
Si el 4S me parecía lento, este 4L ni les cuento. El ruido a sirena de la primera marcha no sincronizada daba una extraña sensación de peligro inminente sólo superada por los ruidos de la carrocería en las calles llenas de baches (casi todas). Por el contrario, la parrillita redonda del frente y ese color beige pastel le daban un charme irresistible. Éramos tan pobres…
Con este valiente corcel (a no confundir con el Valiant o el Corcel de Ford) realicé una gran parte de mi universidad y pude apreciar las delicias del recambio de juntas homocinéticas cada 500 km, su asombrosa calefacción, sus eficientes limpia parabrisas y sus poderosos frenos. Sobre este punto en particular, este viejo 4L tenía al parecer la bomba un poco picada y no había manera de que no perdiera líquido de frenos. Esto mismo me jugó una mala pasada en plena ciudad de La Plata con tanta mala suerte que fui a parar contra la parte de atrás de otro colectivo. A esta altura, el gremio de los choferes me odiaba… Por suerte fue bastante leve y fácilmente reparable.
Como diseñador en formación, siempre me atrajo la carrocería pero por aquel entonces lo único a mi alcance como verán, era la chapa y pintura. Después del ’63 beige vino el ’67 azul. Corría el año 83 u 84 y veníamos persiguiendo con mi hermano a un tipo que tenía un R4 L primera mano modelo 67. Luego de insistir durante un largo tiempo, este señor se decidió a desprenderse de su reliquia. Entre tanto yo había vuelto al mundo de las motos, entonces lo compró mi hermano. Una verdadera joya que en manos de mi hermanito menor dejó de serlo en poco tiempo. Yo sufría viendo como día a día esa inmaculada pieza de colección iba sufriendo los vejámenes de este adolescente tardío e irresponsable, hasta que un día apareció con la trompa hecha un ñoqui.
Decidí entonces tomar cartas en el asunto y le propuse que lo reparáramos juntos. Estuvimos trabajando en la puerta de casa varias semanas (¡qué paquetería!). Yo, fanático como er,a me había empeñado en dejarlo mejor que de fábrica, en estado «Concurso». Lo desarmamos y armamos nuevamente (fue entonces que supe para qué se desmontaban tan fácilmente las diferentes partes) y lo pintamos con un soplete eléctrico «Cane». ¡Entre el ruido y la nube de pintura en la vereda hacíamos las delicias de los vecinos!
Cuando finalmente terminamos había quedado realmente bien, lo dejamos estacionado en la puerta de casa como siempre y nos fuimos a dormir exhaustos después de pulir a mano toda la pintura.
Al día siguiente nuestra sorpresa fue enorme al ver que el 4 reluciente había desaparecido. Nunca más lo vimos, había quedado demasiado bien….
Esto me costó varios años de terapia pero al final logré superarlo. Luego de un intermezzo de un par de años en donde veía un R4 y lloraba, volví a este amigo fiel. Bien entrado el año 86, me compre un 4S modelo 81 rojo vivo que repinté a nuevo y vendí. Me acuerdo que uno de los interesados era una congregación religiosa de Quilmes. Como el auto estaba realmente impecable después de la pintura (rrrrrrrroja) iba súper recomendado por un amigo a ver al cura que quería comprar un cochecito para su orden. Lo único que no le habían comentado al honorable religioso era el color del autito. Evidentemente cuando vio llegar a ese diabólico auto rojo fuego que de tan lustrado era la mismísima imagen de lucifer, ¡ni siquiera quiso acercarse! Bueno, finalmente pude venderlo a alguien menos religioso para luego comprar otro 83 que me quedé bastante tiempo (también rojo). Con ese conocí a la que hoy es mi mujer, sí, si, también pasamos por el puerto de Olivos pero esta vez fue en serio…
Lo que me gustaba de ese auto aunque parezca mentira era esa mezcla de informalidad y simpleza, esa capacidad de no pasar nunca de moda. El andar era muy agradable con una suspensión capaz de absorber cualquier irregularidad y su manejo divertido con esa palanca de cambios tipo mango de paraguas que servía para pasar las velocidades pero también para reposar la mano. Siempre me gustó, aunque modesto, el torque del viejo motor «Cleon» que equipó a todos los autos chicos y no tan chicos de la marca llegando sin complejos hasta los primeros Twingo.
Esos sí que eran autos económicos, asientos de tela, ventanas corredizas, tablero e instrumentos reducidos a la mínima expresión. ¿Sabían ustedes que el R4 tenía en su estructura todavía una pieza de madera?
Pero todo renocuatrista que se precie tiene que haber tenido alguna vez el must: el GTL con motor 1.400. ¡Un fierro! Luego de casarme y comprarme un depto., no me quedaba demasiado resto para el auto pero pude llegar a uno de estos: un GTL 86 con el cual hicimos nuestro viaje de luna de miel a Córdoba. Entre sierras y vados pudimos confirmar su fama de indestructible «jean sobre ruedas».
Pero la historia no termina aquí. En el año 90 partimos con mi mujer en plan de vacaciones a Francia lugar donde finalmente nos terminamos quedando 15 años. Aunque parezca increíble, nos compramos nuevamente un viejo R4 ’69 blanco que tuvimos durante los primeros tiempos de nuestra estadía en el «primer mundo», hasta que luego de unos años la modernidad de un Clio nuevito nos ganó la pulseada.

Fecha: 16/10/2009
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otro diseñador argentino
GF,
Qué delicia de nota!
Hasta me dieron ganas de manejar un R4.
GF
Gracias a «otro diseñador argentino» por tus comentarios!
Comodoro Perry
El Correcaminos…..El mismo día que compró el 380 en Berlingieri, mi viejo sacó una «Renoleta», que fue el primer móvil de su pequeña empresita….Cuando el Torino iba al taller, la Renoleta venía a casa. Era azul medio metalizado, un tono apagado pero nada feo. Me encantaba la palanca de cambios, que era como abrir un cajón y cerrarlo. Muy linda la nota, GF, muy cálida, trajo un montón de recuerdos.
pistolita
Descubrimos el lado sentimental del Comodoro…
eze castro
G, muy linda nota! lo mismo la de la DS.
Saludos.
Fabiano
Hermosa nota GF!!!Volvi a mi adolescencia por un instante,gracias a tu relato.Mi primer auto fue un 4L,al leer tu nota volvi a sentir bajo la palma de mi mano,la dulce bochita del «paraguas» de cambio!!!
Planchita
Buenísima la nota. Mi primer auto fue un 4L ’64. Creo que viví pràcticamente las mismas experiencias. Semiejes, corrosión y hasta bomba de freno (el pobre 4L quedo angostado entre dos autos), pero nunca me dejò de a pie.Ademàs super cómodo.
Gracias por los recuerdos.
Horo
EXCELENTE NOTA, me transportaste a las vivencias con mi primer coche, un 4L 65 beige pastel, por el 81. Mismos problemas de semiejes, etc. pero cuanto aprendí mecanica ligera, al no quedarme otra que arreglarlo con mis propias manos, para salir el sabado y reconstruirlo el Domingo. No era un auto con levante como el 504 «yeyo», pero con un poco de ingenio nunca llegabas solo al puerto de Olivos. Muchas gracias y te felicito. Saludos
miguel horoniski
Que lindo el » cuatrolata » lo mejor sin dudas la palanca de cambios estilo metegol…Por aca por el barrio hay un señor que tiene uno bordo GTL ( ese color de los r 12 ts del 80..)en un estado admirable, hasta tiene los calcos en la luneta de la agencia…Que lindo tener uno.
Cachi Muttarelli
Me acuerdo de la Cara del Clerigo cuando en la puerta de casa vio al R-4 RRRRRojo,(si coloradito el), de lo que tambien me acuerdo es que tuve un ’77 llevado a 1.300 con la tapa del 1020 (como 13 a 1 de compresion) y que tambien tuve un GTL del ’85 comprado con solo 4000 kmts.una verdadera joya! Gracias por los recuerdos y hasta siempre…
Germán
GF:
Muy linda nota la del R4…..
saludos!!
Daniel
Muy lindos recuerdos los del r4, mi viejo tuvo un 4s okm del 74 y luego como 2do auto un 4l 64 que era de mi abuelo, mi primer auto fue su hermano intrascendente el r6, pero del que guardo muy gratos recuerdos.saludos
tete
Excelente nota !! no pude contener la carcajada al leer la parte en que fuiste a ofrecerle el R 4 rosso al cura.
Excelente relato
TT
Ricardo
GF,Excepcional tú nota lograste retrotraerme a mis años locos,donde también mi primer auto fué una R4 azul (como la que muestras en la foto)mod 69,y pasé vivencias que te diria casi calcadas,una R4 turquesa que me robaron luego de dejarla hecha una pinturita y una R4 roja que me chocó de atras un Jeep estando estacionada y la tuve que que vender como como estaba porque costaba el arreglo más que nueva.Era y soy fanatico de la renoletita,gracias por devolverme mis recuerdos.
Cachi Muttarelli
En Brevissssimo, querido gustavo te mostrare un R-4 ’70 color Gris Castillo igualito al de la foto de la puerta de tu casa, que compro un ex vecino tuyo y compañero de primaria Julito Maggi.La idea es ir al Gran Premio del 2010 con el.Saludos!
NUEVA ARTESANA2011
Hola buen dia, soy de Jujuy y mirando las paginas de renault 4s, llegue a tu hermoso comentario descripcion. Hoy 04 de Octubre de 2011, paso a retirar mi primer autito, y por supuesto que es? un R4S modelo 83, ruego a Dios que me acompañe y que me dure, yo aprendi a manejar en un 4L, no me acuerdo el modelo, que era de mi tia, yo tenia 15 hermosos años por aquel entonces, y hoy leyendo no pude menos que emocionarme y alguna lagrima se me escapò, porque recien a los casi 56 años puedo llegar a tener mi autito, antes fui Mamà sola con dos niños, y ellos fueron mi prioridad. Maravillosa la descripcion de tu experiencia.Hasta siempre. Hoy soy feliz. Maria Silvia