903 días, 903 clásicos
Diego Speratti - 18/01/2015Haciendo honor a su nombre, este Wanderer tiene una vida errante. Se lo suele ver algunas veces al año paseando por Colonia, pero su vida de inmigrante la inició en el año 1939 en Argentina, y allá ha permanecido en la misma familia a lo largo de tres generaciones.
Se trata de un W23, y es considerado como el canto del cisne de los Wanderer, ya que la fábrica alemana dio por terminada su producción para uso civil a fines de 1941, con este modelo en línea de montaje.
El comienzo de la historia de esta marca tuvo como epicentro a la ciudad alemana de Chemnitz, donde en el año 1896 se fundó la empresa Winklhofer & Jaenicke, el apellido de sus dos creadores.
Como muchas de las empresas que terminaron haciendo automóviles, el negocio de los socios Johann Baptist y Richard Adolf fue, en un principio, fabricar herramientas y maquinarias, y al catálogo se agregaron luego las bicicletas y las motos.
La fábrica se siguió expandiendo y ya por 1911 los mercados del exterior empezaron a ser un nuevo objetivo de la sociedad. Para ello crearon la marca Wanderer con la que eran bautizados los productos para exportación. Al poco tiempo el mismo nombre se adoptó para los productos vendidos en Alemania.
En 1912 tuvieron al fin pronto su primer automóvil, el pequeño «Puppchen», con capacidad para dos pasajeros sentados en tándem, auto del que por lo menos sobreviven dos ejemplares en Argentina (uno propiedad del ACA) que suelen verse en Autoclásica y en la Recoleta-Tigre.
Dos décadas y miles de autos después, Wanderer pasó a formar parte de Auto Unión. Este gigante automotor posicionó a la marca en un nivel intermedio de precio y tamaño, por encima de su marca DKW, a la par de los Audi contemporáneos, y por debajo de los elegantísimos Horch, el póker de marcas representadas en sus famosos cuatro aros.
En el último ejercicio de aquella década y los primeros calendarios de los años cuarenta, Wanderer sostuvo en producción en el rubro automóviles a los W23, W24 y W26, todos con su característica máscara con forma de escudo heráldico.
El W24 era el modelo más accesible y de mayor producción. Equipaba un motor de 4 cilindros y 1.767 cc, que anunciaba 42 caballos, montado sobre un chasis con 2,60 metros entre ejes, 4,30 de largo y unos 1.170 kilos de peso (para el caso del sedán cuatro puertas).
Los W23 y W26 en cambio eran seis cilindros en línea, de 2.651 cc, con un motor que estrenaban estas series en el año 1937, de válvulas laterales. Con esta y otras soluciones en las suspensiones la marca atrasaba el reloj, pero conseguía contener los costos de producción para poder rivalizar contra oponentes de la época como el Opel Super 6/Käpitan, el Adler Typ 10 2.5, los BMW 326/327 y los Mercedes-Benz 230, entre otros.
Mientras el W23 contaba con una distancia entre ejes de 2.90 metros, el W26 la extendía a 3.15 metros. También diferían las suspensiones traseras, ya que mientras el W23 mantenía el eje trasero rígido, el W26 ofrecía ruedas independientes a través de un eje oscilante.
Como compartían potencia (62 caballos a 3.500 rpm, con el carburador Solex 35 original), y transmisión (caja de cuarta, con las dos marchas superiores sincronizadas), el menor tamaño y peso hacían inferiores los consumos (15 contra 15,5 l/100 km promedio) y superiores las prestaciones del W23 (115 km/h de máxima) frente al W26 (105 km/h), que además sólo se ofrecía en carrocerías cerradas para seis pasajeros.
Tanto el W24 como el W26 se mantuvieron en producción hasta 1940, mientras el W23 continuó su vida comercial un año más. Incluso en el año 1942 se llegaron a producir cerca de 100 ejemplares de W23 cabrioles destinados al Reichsarberitsdienst. Del W24 4 cilindros se comercializaron finalmente alrededor de 23.000 ejemplares, del W23 unos 8.000 y del W26 apenas 1.800 unidades.
Durante la Segunda Guerra y luego de la descontinuación del W23, en las instalaciones de Chemnitz se construyeron vehículos militares como el camión Steyr 1500A y motores Maybach HL230 V12 para tanques de guerra, reclutando para la tarea a prisioneros del campo de concentración de Flossenbürg. La planta fue destruida por el fuego enemigo de la RAF en 1945, la marca desapareció para siempre, y la ciudad luego fue rebautizada como Karl-Marx-Stadt, cuando pasó a formar parte de la República Democrática Alemana.
Y en este punto resulta interesante volver al comienzo de la historia. Aún antes de que se formara la sociedad entre Winklhofer y Jaenicke que daría origen a Wanderer, en Argentina el inmigrante alemán Wilhelm Karl Fehling ya construía algunos de los mejores carruajes que podían adquirirse en Buenos Aires.
Siempre inquieto por la evolución del transporte y la masificación del automóvil, Guillermo fue el importador del primer vehículo movido a gasolina en la Argentina: un Daimler llegado al puerto en el año 1897.
Más adelante la Casa Fehling se hizo muy conocida por la importación de vehículos de la marca Cadillac y LaSalle y también fue representante en la preguerra, pero ya en manos de los hijos de Guillermo, de las marcas del grupo Auto Union (DKW, Audi, Horch y Wanderer). El anuncio de Wanderer que acompaña las fotos fue publicado en la edición de febrero de 1939 de la revista Atlántida, casualmente el mismo año en que Fehling Hermanos vendía el W23 de este post.
Anuncio: Archivo Speratti
Categorías: En cada esquinaFecha: 18/01/2015
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