Sexualidad y proporciones
Hernán Charalambopoulos - 05/07/2013Cuando nos planteamos construir un automóvil deportivo, el tema de cómo vestir su arquitectura de base es la parte más difícil del proyecto.
En su configuración clásica, los deportivos derivan directamente del carro de combate, que con un caballo delante del luchador, creaban un conjunto sólido y veloz para poder desplazarse con soltura entre la sulfurada turba compuesta por amigos y rivales en esos ásperos campos de batalla de antaño.
Pasó el tiempo y después de tantas guerras, los siempre adelantados británicos decidieron medirse en otro tipo de contienda con sus rivales: allí aparecen los deportes, usanza esta florecida en la Grecia clásica y caída en desuso durante algunos milenios hasta que fuera reflotada en la gran isla a finales del siglo XIX.
Ente los deportes exhumados, y los nuevos que fueron apareciendo, estaban los de equipo y los individuales. Los primeros recreaban las grandes batallas y estos últimos, los duelos. El carro de caballos se transformó gracias a esto en un instrumento de paz. Largaba desde un lugar y su objetivo de medir fuerzas ya no estaba dado por matar al contrincante, sino en ver quien llegaba primero a un lugar determinado.
Los que miraban, un buen día decidieron apostar entre ellos para ver quien pagaba el Gin Tonic, y así empezó la timba, de la que hablaremos en otro momento.
Volviendo a los carros de caballos, el Sr. Otto en su taller descubrió un artilugio que reemplazaba al caballo y entonces decidieron ponérselo y jubilar a los alazanes a cambio de ruidosas máquinas que tenían la gran ventaja de que no consumían alfalfa cuando no corrían. Los escoceses, felices…
Fue así que el caballo a pistones se ubicó delante del gladiador, ahora devenido en piloto y comenzaron los muchachos a divertirse viendo quien llegaba a cortar la cinta antes que los demás. Pasaron los años y las décadas y un buen día alguien decidió poner el caballo detrás del carro, para desconcierto y hasta furia de algunos famosos constructores, sobre todo un señor de apellido convencional en su país que había montado una pujante industria en la llanura Padana en las afueras de Módena.
La estampa del gladiador, su imagen, y los milenios de testosterona acumulados en la figura masculina por definición, fueron borradas de un plumazo por la fría ingeniería proveniente del norte de Europa: una impiadosa amputación de la figura fálica que por años representó el largo capot de un automóvil.
Con la llegada del motor trasero no había motivos para tener largos contenedores de mecánica delante del piloto y más de uno se sintió como mutilado en sus partes pudendas no sin razón, aclaremos.
Si hasta el mismísimo retrato de la velocidad cambió con la llegada de estas mecánicas, ya que la imagen del auto acelerando y cargado atrás fue mutando hacia la cuña que empuja y aplasta la trompa cortando el viento… Todo cambiaba, todo se daba vuelta. Las mujeres empezaban a usar pantalones y los hombres eran irremediablemente castrados por el avance de la técnica que les quitaba su más preciada herramienta de seducción : El capot
Es un desafío de notables dimensiones intentar mantener la masculinidad de un auto deportivo reemplazando sus partes mutiladas por nuevos códigos estéticos. ¿Cuáles son? ¿Dónde buscarlos?
Lo que propone una arquitectura de este tipo es dejar de lado las proporciones convencionales de caballo y guerrero, para pasar al piloto por delante y en primera persona. Es el piloto quien abre el camino y no el animal. Hombres menos atados a convencionalismos pero más valientes porque se exponen más que sus animales, es decir más nobles y más sensibles. ¿Cómo vestir con chapa una masculinidad que asomaba entre tantas dudas?
El principal atractivo de la arquitectura convencional es el desequilibrio y desbalance de proporciones que pone la cabeza del piloto sentada sobre el eje trasero. De allí hasta al trompa del auto se da la tan mentada “prolongación fálica” de la que tantos hablan y pocos reconocen su necesidad. La cabeza del piloto desplazada hacia adelante, genera el punto más alto justo en la mitad del auto y esto da una simetría que desde el punto de vista de la sensación de velocidad, es lo peor que le puede pasar a un objeto. Además, la trompa corta, acordona drásticamente esta sensación de virilidad de la que hablábamos.
Nuestro deber como diseñadores es suplir la ausencia de la misma con otros elementos que evoquen de alguna manera las formas masculinas para atraer la mirada del sexo opuesto. Aquí aparece la musculatura, que si es profusa y estudiada, rinde sus frutos y desvía la atención de las proporciones generales (¿Serán entonces los patovicas seres microdotados?).
Digamos que a la hora de plantear esta arquitectura de motor central, poco nos queda hacer con las proporciones y mucho con las superficies y detalles que exalten la figura y entreguen una imagen diferente del objeto que estamos realizando para que cumpla su misión en pista, pero sobre todo en la calle que es donde está la batalla más ardua: Conquistar la aprobación de la platea. Quien invierte su dinero en un objeto de estas características, sabe muy bien lo que quiere a cambio.
A fin de cuentas, como decía Aristóteles Onassis “ Si no existieran las mujeres, el dinero no tendría ningún valor.”
Buen fin de semana.
Categorías: DiseñoFecha: 05/07/2013
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Javier M
Excelente artículo de fin de semana, muchas gracias.
Ahora: el Lamborghini Pregunta que no es más que un roadster con el parabrisa para atrás, tiene el capot p’atras y por ende su simbología falica en la espalda?
Señores: esto se pone escabroso.
Pablo Felipe Richetti
Mientras había que dibujar el Stirling Moss estaba todo bien, ahora hay que hacer uno con motor central y te estás comiendo el coco…
Fluence
Es un placer leer esta clase de artículos. Puro aprendizaje.
«(¿Serán entonces los patovicas seres microdotados?).»
Tengo un amigo patovica que te anda buscando para demostrarte que no es así…
cinturonga
Todo depende del deportivo me parece. Hay mas de uno con motor central que puede jactarse de ser una poronga. Lo cual no se si resuelve o empeora el tema.
La lírica se la dejo a ud. estimado Zorba que tan bien la maneja.
Le encargaron el diseño de un deportivo que lo hizo discurrir en el tema, o fue solo una pulsión de hormonas?
Yo no tengo amigos patovicas, pero tengo uno que lo anda buscando.
Un carinho glande, Cinturonga.
Buen fin de semana.
morgan.
yo sabía que usar tanto los chupines rojos iban a causar estragos en nuestro querido griego.
Alejandro Conzon
Realmente debe haber causado estragos en la moral colectiva de los entusiastas y profesionales del rubro en aquellos tiempos.Es trillado, una vez mas invoco al Stratos HF, donde los planos son amplios y de proporciones napoleónicas, habitáculo inmediatamente atrás de su «central» dejando libre el resto de la delantera.
P.D: Se sabe que frecuenta la bombonera, cuidado con la 12, no subestime algún colessionista de parrilla que ose leer la nota.
Ayrton
Que maravillosa nota Hernán!
Alvaro
Felicitaciones, muy buena nota !!!…y el XK120 una belleza,lástima que tenga bandas blancas !!!
ENRIQUE
Una belleza de auto, pero yo le agregaria a la frase de Aristoteles Onasis, » Si no existieran estos autos que seria de nosotros»
Muy rica nota .
Javier M
Gran nota, interesante e ilustrativa.
Dura vida para los muchachos de diseño, los procesos creativos deben tenerlos en la constante búsqueda de inspiración para impactar a una platea bastante heterogénea de ricos nuevos y viejos, actores, traficantes, jeques y ainda mais, con gustos estéticos bien diferentes y ya bastante ebria de colores, alerones, fibra de carbono, kevlar y demás neones.
Tete
Como dice el negro Dolina.., todo lo que el hombre hace a la larga o a la corta.. es para levantarse minas,,..